En un espiral me dejo llevar por esta inseguridad,
tan confusa, tan gris, tan oscura, tan vorazmente arrebatadora de paz.
Me alzo para salir de este mareo constante y tomo un poco de agua,
vuelvo a adentrarme en él como si me sintiera en casa.
Me resguardo en este patético pensamiento del pasado
para sacar líquido tibio de los ojos,
para demostrar que en mí hay sensibilidad.
Intento creer en que podré olvidar,
sacar todos los momentos contigo,
dejar de pensar por una hora para que desaparezca por una hora esta molestia,
esta carga de recordar a cada segundo.
Sigo en el punto del ayer, vivo en el futuro iluso que el presente no puede propulsar.
Continúo buscándote en cada sueño para verte de nuevo, quizás pueda cumplirse.
Me canso de mí misma en ese instante,
¿Y es que sabes? me desgastas, me desganas, me rebajas, sacas lo peor de mí.
Me arrastro de modo que del modo que sea me mires,
aunque yo siga abajo y tú arriba,
a pesar de saber que ya ha sido demasiado, no me importa en tanto pueda tenerte un segundo,
no me importa siendo egoísta, encerrándote en mi mente, no me importa.
Porque me dejaste una indeterminación, una vista incomprensible, un punto incompleto,
porque me dejaste un sin saber insano, un engaño encriptado que
me deja en la completa incertidumbre de una mirada intentando determinar un punto.
A ver si me abrazas para terminar esta enfermedad,
para terminar con este frío abrupto,
a ver si puedes retornar y llenar esta inconformidad.
¿O tal vez debería permitirte marchar
o tal vez debería marchar yo?
pese a que siempre conviva conmigo
esta inconformidad.