martes, 19 de marzo de 2013

Daño

Miro sin mirar una vela a medio apagar
mientras me pregunto si esto ha de acabar,
me resisto a creer que sí
sin convercerme del todo
como si fuera a tener una oportunidad,
me impresiona a estas alturas esta ingenuidad.
No sé cómo llegamos a esto,
no parecías ladrón de ilusiones
ni  intransigente,
y la verdad es que sí lo eres.
Me sorprende cómo me impresiona
aún tu frialdad.
No te importó mi decepción,
ni tuviste el mínimo de respeto por
lo que yo pensaba
al tú volver a sus brazos.
No tengo ganas de retenerte,
vete lejos de mi vista,
tu mirada ya no me idiotiza,
no desde que mi orgullo frenó
a este sinrazón de quererte.
Duele entender que no sentiste nada,
que todo era tan hipócrita,
que tú eres un hipócrita.
Duele entender que puse los ojos en
un demente que demanda atención
y eso era todo lo que quería.
Qué desgarro padezco en el alma.
Qué desarme de locura plantaste.
Qué desastre el que dejaste.
Qué delirio amarillo
en el que me sumergiste poco a poco,
y en el que me ahogo hoy.