jueves, 4 de abril de 2013

No quiero dejarla


Me encontraba cabiz baja en el desván, entre resignada y con un ápice de esperanza. La miré, al fin la enfrenté, y con calma le pregunté:

-¿Y cuándo te irás, Soledad?
-Nunca me iré porque me necesitas, aunque a veces te asfixie, no me apiadaré de ti porque eres mi única compañía, y yo la tuya. Nadie te dará amor, solo yo... 
-¡No! -grité -. No, prefiero la muerte antes que a ti. Prefiero la muerte antes que a ti...

Entonces la vi llorar y lloré con ella, me abrazó y me dejé consumir por su calor. Aún no tengo la capacidad de abandonarla sin sentir miedo, ella continúa siendo mi refugio y, al mismo tiempo, mi más profundo dolor.
No sé cómo dejarla, creo que siempre estará conmigo.