miércoles, 24 de agosto de 2011

Si pudiera

Si pudiera fingir que ya te fuiste.
Si poseyera el valor de olvidarte,
si dejara de desear que estuvieras aquí.
Te aseguro que no sería feliz.

Es que siempre vuelves a mi mente,
a cada segundo, cada detalle
me recuerda a tu actuar,              
a tu sonrisa, a tu sensibilidad.

Si pudiera borrar cada risa,
cada lágrima que derramamos
ahora porque nos hacemos falta,
si tuviera el valor de dejar que tu mano siga en mi mano,
que tu ojo siga mirándome,

que tu mente siga en mi mente...
quizás tú podrías ser feliz.
Pero ambos sabemos que continúa uno dentro del otro,
que ocultamos secretos que no nos confesaremos,

que ninguno tuvo la osadía de decirle al otro que lo amaba,
por temor a sufrir.
Aún llevo conmigo tu perfume en mis manos,
desde que te acaricié por primera vez,

aquel cálido otoño, que  ahora es invierno congelado.
Tú debes tener el olor de mi pelo en tu nariz,
desde que contuve mi cabeza en tu hombro
para estabilizarme...ya todo quedó atrás.

Y te arrepentirás de no haberlo aceptado,
y me arrepentiré por no haberlo confesado.
Me dolerá cuando me esté alejando, como lo hago hoy;
asímismo, te dolerá cuando yo ya te haya olvidado.

Sólo hoy cargamos con nostalgia de nuestro amor,
por cobardía,  por arrepentimiento, por confusión.
¿qué sé yo? tú emprendes el vuelo y yo te dejo ir,
al menos eso creo, pero cómo me gustaría que fuera así.

jueves, 4 de agosto de 2011

Sí, yo me enamoré de él

¡Oh! Memoria ¿con qué recuerdo me sorprenderás hoy?
No te evoco pero has vuelto otra vez,
pero no traes un fantasma como creí,
has devuelto un tesoro remoto del ayer.
Solía ser yo joven y desesperanzada ante el amor verdadero,
sólo tenía que aparecer un milagro en mi camino para volver a ver luces en el cielo.
Y así fue, un cometa cruzó, el más brillante apareció,
mientras yo me cobijaba en la soledad de este velero en medio del mar de la nada,
llegó él para devolverme la fe.
Yo lo quise, y sí, caí en esa grave enfermedad llamada amor,
asimismo, al padecimiento más sanador del mundo me sometí.
No recibí nada a cambio de lo que le di,
pero me dio más de lo que podía esperar,
él surcó mis heridas, me enseñó a amar de la forma más pura y transparente,
claro como sus ojos, sin deseos mundanos, sin esperar algo.
Puedo afirmar que amé su sonrisa iluminada, sus ojos puros,
y sus palabras sabias.
Quizá si hoy me lo encuentro, yo vuelva a caer,
porque como él no hay otro, pues no hay luz que se le compare.
Sí, definitivamente no es posible negar que yo me enamoré de él,
que es mi pensamiento más sano y reponedor, que es el amor que alguna vez me llenó
y que pretendo sin temor por siempre recordar,
pues por fin he de confesar, señores, que alguna vez me enamoré.

miércoles, 3 de agosto de 2011

 Yo puedo tocar una simple melodía para adelantarme a tu profunda oscuridad,
Yo puedo producir notas que jamás mis oídos sentirán.
Tú puedes dibujar con tu corazón la redondez de la claridad.
Así yo recorrería con una mirada toda la entereza de tu ser,
yo podría admirar tu perpetua belleza por la eternidad
para que tú escuches mi corazón latir tan rápido y fuerte como las olas al estrellar,
Ella está allá arriba contemplando tu hermosura; tú no la ves.Vamos juntos a sentir, ambos somos la vista y el oído de este amor.
Tus lágrimas caen al acariciarte con esta sencilla pero intensa danza.
Pero cómo puedo detener esta vida que han creado mis manos...
Aunque jamás yo podré oírla,
sería capaz de esculpir hasta el último detalle para ti.
Tal vez resulte dolorosa, pues cuando cargas con muchas heridas
el temple se refleja en el arte, en la música... 
siento ese mar que sale de tus ojos,
sólo quería que juntos nos sentáramos a disfrutar un momento
del claro de la luna, a través de estas mortales manos
que mueren por acariciar las tuyas,
 aunque sea un minuto para seguir continuando
en este mundano condicionar, 
pues si es amándote,
para mí no habrá más felicidad.